De la Serie de Meditaciones por Rasa. 26 de febrero de 1979.
POSTURA: Siéntate en Postura Fácil, con la columna vertebral derecha y aplica el Cerradura de Cuello.
MUDRA: Haz un puño sólido con la mano derecha. Elévalo al nivel del hombro con el antebrazo en forma vertical y la palma apuntando hacia adelante. Eleva la mano izquierda, de manera que el antebrazo quede
vertical. Extiende la muñeca izquierda para que la palma apunte hacia arriba y los dedos apunten a la izquierda. Los dedos se estiran y la palma queda plana.
Conscientemente mantén la posición de ambas manos. La izquierda tenderá a relajarse de su posición, pero mantenla firme. Un esfuerzo honesto traerá los mejores resultados.
OJOS: Mirando la punta de la nariz.
RESPIRACIÓN: Larga, lenta y profunda. Inhala y exhala conscientemente, con control. En la exhalación, suspende la respiración lo más que puedas, con el Punto del Ombligo firmemente metido para adentro y el diafragma elevado. Cuando no puedas seguir manteniendo la respiración y antes de experimentar ninguna tensión, inhala profunda y lentamente. Continúa con este patrón respiratorio.
TIEMPO: 11 minutos. Puedes extender gradualmente este tiempo hasta 31 minutos para profundizar su efecto.
PARA FINALIZAR: Inhala y exhala dos veces en forma rápida (2 segundos por inha-lación, 2 segundos por exhalación) y luego inhala, sostén la respiración por 10 segundos, estira ambas manos hacia arriba y tensa el cuerpo. Exhala y relájate.
Consejos para la Práctica y la Maestría
Mientras mantienes tu respiración, quédate absolutamente quieto. Siente la columna vertebral como una vara de energía que se extiende al infinito y atrae el flujo de todo el universo y las bendiciones de todos los santos, yoguis y sanadores. La clave para esta meditación es la presión que surge cuando la respiración sistemática se combina con la polaridad establecida en los mudras. Esto inicia la pulsación del sexto chakra, y de la pituitaria, y nos volvemos más intuitivos. Las dos manos crean una corriente cruzada en el ida y pingala. La mirada firme en la punta de la nariz contiene a la mente.
Mantente conscientemente consciente y abre la sensación de espacio y equilibrio en cada célula y parte del cuerpo. En cualquier lugar en el que haya tensión, libérala. Si hay tensión, llena tu cuerpo con energía cuando inhales y entra en un estado neutral, dichoso y contenido mientras mantienes la respiración. Conscientemente deja ir cualquier tensión, bloqueo o miedo en el cuerpo. Las glándulas superiores se ajustarán gradualmente y tú entrarás sostenidamente en un profundo estado meditativo.