Los pensamientos se vuelven obsesivos. Buscamos echarle la culpa a otros. Todo esto crea menos confianza en nosotros mismos y en los otros, y nos transforma en nuestro propio enemigo.
Los pensamientos se vuelven obsesivos. Buscamos echarle la culpa a otros. Todo esto crea menos confianza en nosotros mismos y en los otros, y nos transforma en nuestro propio enemigo.